domingo, 19 de mayo de 2013

L.4. Sobre el post de Enrique Dans



He de reconocer que El Blog de Enrique Dans siempre es inspirador incluso difundiendo datos de crecimiento – uso, como en este caso. Que el incremento de las redes sociales es imparable, está claro y que para sobrevivir (entendiendo por ello seguir creciendo, ganando usuarios) tienen que innovar como en cualquier otra empresa es un hecho.

Personalmente no soy partidaria de estadísticas ni de comparar datos; en ocasiones conducen al gregarismo: como tengo muchos amigos en Facebook, en Pinterest, en … yo también me apunto pero ¿realmente le vamos a dar el uso para que el que se definió?. Creo que la facilidad para acceder a cualquier red y la no necesidad de mantener una mínima actividad falsean los datos que se publican y que, en realidad no son más que conflictos de intereses. Durante el pasado año 2012, fecha del post de Enrique Dans el ámbito de los Social Media andaba expectante por quién ganaría la batalla: la Red Social contra el Buscador. Hoy, en 2013, seguimos sin saberlo y, además, el espectro ha cambiado con el auge de Pinterest, por ejemplo:


Las redes sociales que más han despertado el interés de los usuarios son Pinterest, con un crecimiento del 1047%, francamente impresionante, y la red social Google+ con un 80%. Facebook está en caída del 4%, mientras que Blogger (-3%) está perdiendo espacio gracias a WordPress (+10%). Y, lo más importante, por porcentajes enormes las personas se están conectando cada vez más a sus redes sociales a través de dispositivos móviles. Esto es evidente en el caso de Twitter, considerando que, además, dos de las razones más importantes para tener un perfil en una red social es estar “conectado e informado”. El 76% de los usuarios tienen sentimientos positivos hacia las redes sociales. (http://madridnyc.com/blog/2013/01/02/predicciones-de-las-redes-sociales-en-2013/)

La experiencia con una u otra red es tan cambiante como los intereses que compartas en cada una e incluso dentro de cada una, con cada grupo con el que sociabilices. 


No deja de ser “llamativo” que mientras aquí nos debatimos entre usar una red u otra, o varias a la vez, dependiendo de qué compartamos y con quién, no hay que olvidar que todavía quedan sitios, no del tercer mundo en términos económicos, en los que no ya las redes sociales sino la simple palabra Internet, sigue siendo motivo de prohibición. Como muestra dejo el enlace a una noticia de hoy

jueves, 2 de mayo de 2013

L.3. Web 1.0, 2.0 ó...



A estas alturas, diferenciar la Web 1.0 de la Web 2.0 no nos resulta complicado. Estamos habituados a utilizar ambas herramientas y, aunque ahora, apreciemos notables diferencias, hay que reconocer que el cambio fue gradual y suficientemente paulatino como para no suponer una ruptura traumática. Es cierto que si hace veinte años nos hubieran hablado de las posibilidades de la web que conocemos hoy día, probablemente no lo hubiéramos creído. Personalmente creo que durante los primeros años la mayoría de los consumidores, entre los cuales me sitúo, estábamos más ocupados en ver qué nos mostraban a este lado de la pantalla, que en saber qué había detrás de las tres W. Esas primeras páginas estáticas en tonos grisáceos, arena, sepia… colores neutros con enlaces resaltados en azul; esos sitios que mostraban información pero que no dejaban la posibilidad de interactuar (salvo algún caso de formulario, encuesta o similar); ese discurso lineal y jerárquico de emisor frente a receptor se fue desvaneciendo para ir progresivamente poniendo a disposición de todos los usuarios los contenidos que había ido nutriendo la web durante los años anteriores.
Comienza la sociabilité y la web se va transformando en una gran plataforma de interacción colaborativa, de aprendizaje y de reunión. Aparece el diálogo, el intercambio, la convergencia de medios de comunicación y contenidos, se incorporan nuevas herramientas para articular y facilitar la creación y el consumo de información a la vez y surgen nuevos retos. En poco tiempo, las contribuciones a la web crecen exponencialmente lo que provoca la aparición de nuevos retos. Entre ellos destacaría la dificultad para reutilizar los contenidos, en muchas ocasiones publicados sin orden ni concierto y, por lo tanto, difícilmente clasificables por las máquinas. La estandarización mediante normas internacionales ha venido a solucionar parte de este complejo entramado y, en mi opinión es uno de los valores que marca un nuevo punto de inflexión en ese continuo cambio de tendencia al que está sometida la web. Este parece ser el camino hacia la siguiente versión, la Web 3.0.
Llegados a este punto lo que se me ocurre es cuestionar hacia dónde tiende esa nueva web, ¿hacia la nube…?; ¿en qué tipo de dispositivo si ya tenemos hasta gafas?; si ahora se gestiona el contenido, mañana se gestionará la creación y por quién. Con frecuencia se habla de descentralización y democratización al referirse a la web 2.0 pero ¿cuántas plataformas que presumen de esto están más que identificadas con determinados valores económicos y culturales?. En definitiva, Web 1.0, 2.0 ó 3.0 ¿evolución o revolución?. Si tomamos como definición de revolución aquella que se refiere al “giro o vuelta que da una pieza sobre su eje” o al “movimiento de un astro a lo largo de una órbita completa”, volveremos a nuestro punto de partida.
Aquí dejo estas cuestiones planteadas por si alguien se anima a imaginar o a consultar el oráculo.