Si
profundizamos en el estudio del progreso alcanzado por la sociedad, vemos que
uno de los factores más importantes es el desarrollo de la tecnología. Este
hecho queda perfectamente reflejado en el video de DEUS cuyo título, There´s nothing imposible nos está dando
la clave de la evolución. “No hay nada imposible” para el conocimiento humano.
En los comienzos de la web los textos eran lineales, planos, unidireccionales;
sólo había una posibilidad de comienzo y una de fin. En poco tiempo, la
incorporación de hiperenlaces dio lugar a la diversificación, a la ampliación
de los contenidos a la extensión de la información recurriendo a otro sitio
diferente… Se fue tejiendo el entramado que ha llegado a ser la actual web y
que no sabemos a dónde nos va a llevar. Para reconducir la situación, poner
orden en este caótico maremágnum y poder acceder a información, contenidos y,
en definitiva, conocimiento, se han creado nuevos lenguajes basados en
estructuras, en etiquetas que dejan al margen cualquier tipo de representación
visual para centrarse en lo verdaderamente importante. En este sentido, las
posibilidades que ofrece XML están fuera de toda duda ya que es, como su nombre
indica eXtensible.
Pero
toda esta rapidez y esta velocidad en los cambios, no necesariamente hace a las
personas más eficientes. Hay mucho pensamiento efímero porque apenas se tiene
tiempo para la reflexión. Como escribían algunos de mis compañeros en el foro
de Aula Global, en ocasiones, lo único que prima es la charlatanería.
Las
redes sociales, enlazando así con el artículo de Merlo-Vega, se han convertido
en el abanderado de la web 2.0 donde casi el principal lema es compartir recursos
y conocimiento desinteresadamente, si bien esto es más que cuestionable. El
mundo web actual impone organizar, manipular y operar de manera crítica los
flujos de información que dependen, en gran medida, del modo en el que las
personas acceden a la misma. Los sitios ya no son estáticos: facilidad,
agilidad, flexibilidad y dinamismo se han convertido en el mayor aliado de
Internet lo que ha conferido a la web ese sentido social del que carecía hace
veinte años.
Me
parecen muy acertadas las claves que enumera Merlo en su artículo y que
podemos clasificar en dos grupos las
relativas a la tecnología: navegador, interoperabilidad, etiquetado y las
referentes a las personas: cooperación, participación, sencillez,
experimentación… Pero con lo que sí discrepo, como ya apunté líneas arriba, es
con el último punto, “el desinterés como base” cuando es sabido y reconocido
que por Internet circulan ingentes flujos de capital.
Realmente
¿Estamos creando la web o es la web la que nos va moldeando como los
proveedores y creadores de aplicaciones quieren? ¿Qué y quién hay detrás de
este complejo entramado que está consiguiendo cambiar sociedades enteras?.
Me resulta muy interesante tu reflexión sobre la Web 2.0, sobre todo en relación a lo “que hay detrás de este complejo entramado”, ya no para crear una teoría de la conspiración, sino para conocer cuáles son los objetivos que tienen y la manera de conseguirlos.
ResponderEliminarNo se si manejar masivamente a la población es fácil o no pero está claro que el seguimiento que tiene la Web social, y en concreto las redes sociales, es un modo de hacerlo.
El hecho de que crear contenido dentro de la Web sea tan sencillo implica que en muchas ocasiones no tenga la calidad adecuada, y sin los criterios suficientes, como comentas, supondría un grave problema, ya que en muchos casos nuestra información se basa exclusivamente de estas fuentes.
Supongo que este es un punto a mejorar, y que necesita la colaboración de todos.
Muchas gracias por tu comentario Gloria. Mejorar la calidad de los contenidos en la web es realmente complicado dada la magnitud de información que hay, sin embargo aprender a diferenciar contenido válido con base científica o con fundamento crítico, de otro que no lo tiene, sí que es cosa nuestra y, en muchas ocasiones, no buscamos suficiente.
ResponderEliminarInteresante son al menos tres aportes de Susana. Por una parte, la división de los 10 principios de Merlo en dos subconjuntos: uno relacionado con la tecnología, y otro, con las personas (una división que todavía no había encontrado en vuestros comentarios y entradas: muy aguda).
ResponderEliminarY por otro, efectivamente, la necesidad de reflexión, que he apuntado (he intentado que de manera sutil) en alguno de los tuits. Sí, las redes sociales pueden inducir a no reflexionar, y de hecho, más de un tuitero, por ejemplo, ha tenido problemas por ello (no hay que ver las periódicas series de mensajes para criticar un aporte en Twitter que haya podido resultar polémico, en lo cual hay gente que no duda en apuntarse a ello).
En cuanto al punto final, ¿qué podemos decir? Que, como he mencionado en varios comentarios a vuestros blogs, basándome por ejemplo en http://www.eldiario.es/turing/ideas-pensar-tecnologia-hoy_0_98690754.html , cualquier uso de la tecnología no es en vano, y tiene unas connotaciones más allá de la propia tecnología: sociales, de comportamiento, humanas en definitiva. Sí, hay que ser conscientes de ella y valoramos que seais críticos a este respecto. Constructivos, pero críticos.
Gracias David; no soy especialmente fan de las redes sociales y comentarios como el tuyo animan.
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